¿Recordáis cuando los 4×4 eran para el campo? Antes de los SUV y los 4×4 que no han pisado nunca el barro, existía otra generación…
Hoy un 4×4 es un todo terreno, hasta los años 80 solo había dos denominaciones o teníamos un “jeep” o un “Land Rover” Ciertamente nos referíamos no solo a la marca, sino al tamaño. Nos encontramos ante uno de los típicos casos en los que una marca caracteriza al producto. La marca Jeep, acreditada durante años por su utilización en el ejército primero americano y luego a todo el mundo, como lo hacen siempre, su cine, su música, sus inventos, sus GPS, sus ordenadores…

En España, los jeep eran fabricados por Ebro, una rama más de Motor Ibérica. Que realizaron una copia civil de ese especial vehículo militar muy alabado por su manejabilidad y fácil andadura por cualquier tipo de pavimentos y trazados. Por supuesto, aunque con las propiedades normales de los todo-terreno, nos gusta más como vehículo campestre, y de hecho así debió suceder a muchos compradores que eran gente joven con espíritu aventurero a los que les gusta pasar el mayor tiempo posible en el campo. Y ayudaba mucho su aspecto y sus colores.
El motor que equipan los Jeep es muy conocido por la diversidad de vehículos de todo tipo que lo montaban (incluidos muchos taxis), lo que puede dar una idea sobre sus excelentes cualidades de robustez, longevidad y economía de consumo. No es otro que el Perkins diésel de Motor Ibérica, por lo que todo el vehículo se construye en el seno de la misma familia. Aparentemente, 60 CV. son pocos para mover un peso total en carga de 2.000 kilos, pero todo depende de la velocidad que se le exija. El motor, particularmente, nos gusta el que se encuentre en un término medio de cilindrada y peso, y su regularidad de funcionamiento una vez en marcha, lo que lo hace apto para las aplicaciones en turismos. Verdaderamente sobrio en consumo a velocidades medias y moderado a pleno gas, es capaz de tirar impresionantemente del vehículo subiendo colinas campo a través.


