Pocas motocicletas después de 60 años siguen rodando a diario, exceptuando las zonas de bajas emisiones, pocas siguen teniendo tanta devoción como ocurre con la Montesa Impala. Se fabricaron durante dos etapas muy diferentes, pero la misma motocicleta, la primera entre 1962 y 1971 y la segunda entre 1982 y 1989. En las dos etapas tuvieron éxito. Hubo diferentes versiones, pero hoy toca hablar del movimiento Impala. Ese objeto de culto, principalmente en la Ciudad Condal.
El diseño atemporal se lo debemos a Leopoldo Milà, diseñador industrial que gracias a su diseño de la Impala logró el importante galardon FAD (fomento de las artes y del diseño) también diseñó la Cota 247.
Su éxito fue su sencillez y eficacia mecánica, el diseño, buenas prestaciones para sus 175cc, un pequeño monocilíndrico de dos tiempos de 11CV, una velocidad máxima de 100km/h, poco consumo: unos 3,5 litros a los 100km, un depósito de 13 litros que le da una buena autonomía. Se debe destacar su fiabilidad y un precio asequible en su época que fue suficiente para obtener un gran éxito de ventas. A nivel deportivo también tuvo grandes victorias en carreras de prestigio. Todo esto ayudó a forjar un mito que sigue vivo en las nuevas generaciones de motociclistas de Impala.
¡El petardeo es tan característico que ciertamente hace girar cabezas para observar la Impala en ese semáforo rojo, rojo como la Impala!!
Como bien reza su eslogan: ¡Viva Montesa!
VÍDEO: MONTESA IMPALA