A Paris en tres Vespinos. Tres valientes en agosto del 2011 se van en vespino a Paris: Ximo Vidal, Tachu y Valentín Salvador, nos cuentan su aventura, pues no es lo mismo ir a Paris en 1978 con un GL que en 2011 en un GL, las carreteras, la velocidad media de los coches, ni los años sino que todo, todo a cambiado.
La primera parada fue en el museo de Basella dónde se reunieron los tres vespinos que han llegado a Cabo Norte, el de Palmieri saliendo de Castellón, el de Miguel Angel Sanchez de El Masnou y el de Valentin Salvador desde… Tarifa, habiendo cruzado toda Europa a lomos de su Vespino.
El Vale que fue el primero en llegar al Cabo Norte en el 1982 ahora reside en el museo, poco antes de la muerte de Palmieri él mismo lo cedió al museo de Bassella, todo un detalle y muestras de agradecimiento con el esmero que lo cuidan. El segundo Vespino en llegar fue en 1988, de estricta serie y está guardado en casa de Valentin Salvador, y el tercer vespino en llegar a la cumbre Europea, fue en el 2009. Viajar en Vespino es otra historia, que algunos no comprenden, otros si, y muchos de los que sois aficionados a los clásicos también verán en buenos ojos que viajar en clásicos a una velocidad baja, puede ser muy gratificante.
Se rueda por pequeñas carreteras, que siempre nos llevan a lugares maravillosos y olvidados, dónde la gente es amable, dónde su curiosidad té da animo a continuar, donde la facilidad de encontrar ayuda te da tranquilidad, dónde personas comparten tu ilusión que té da alas para volar. Las demás etapas fueron de 400 a 600Km diarios, en cuatro días estaban delante de la Torre Eiffel. Incidentes, pocos, poquísimos a tenor de las máquinas que conducían y de los años que ya tienen, aunque el éxito de cualquier aventura en clásicos, es la preparación y revisión del vehículo antes de partir. Siempre es lo mismo: una cosa es rodar 15Km durante una matinal al mes, y otra emprender un viaje largo, en que día tras día vas comiendo kilómetros y se pasa factura a montura y piloto. Ellos poco tuvieron que reparar, un pinchazo, dos soportes del escape, el silenciador del escape, seguramente debido a las vibraciones del Vespino.