Tras la huella de André Citroën

Este año se cumple un siglo de la primera expedición al Sahara de Citroën. Siempre las marcas han aprovechado los grandes viajes aventureros para publicitar sus vehículos. Hoy vamos a rememorar los 100 años, de cinco autocadenas Citroën, que se bautizaron como Scarabée d’Or, Croissant d’ArgentTortue VolanteBœuf Apis y Chenille Rampante y se enfilaron por el Sahara en una travesía digna de la imaginación, el misterio y la aventura. Los vehículos tenían como base el Citroën B2 10 HP.

Desde el 19 de diciembre de 1922 al 7 de enero de 1923, bajo el doble mando de Georges-Marie Haardt, jefe de expedición, y de Louis Audouin-Dubreuil, el grupo recorrió más de 3.200 km, en tres semanas. Y si bien el regreso no estaba previsto, el buen desempeño de los vehículos los convenció de volver a surcar las arenas del desierto.

André Citroën supo capitalizar el logro de su ingeniería y cubrió de un halo de prestigio aventurero a la marca que había fundado. Tanto fue así que el viaje fue llevado al cine y se contó de generación en generación a través de relatos y libros, que incluían siempre una historia de color: la presencia de Flossie, un perrito que el historietista Hergé tomó como inspiración para el célebre Milú, compañero de Tintín. También la editorial Plon publicó en 1923 un libro de la epopeya.